El Perdido, mi pueblo querido...



Cristian Corral

Me acuerdo que mis compañeros de la secundaria, cuando querían gastarme, le decían “chacra asfaltada” a Guisasola. Y casi siempre, cuando digo que soy de un pueblito que se llama El Perdido, surge el chiste fácil.

Y la verdad…., mi pueblo es chiquito, no vive mucha gente en él. No hay banco ni cajero; no hay cines, ni teatros, ni vidrieras. No hay semáforos ni sendas peatonales. Tampoco tiene shopping, ni hablar de locales de comida rápida. Tampoco hay supermercados, ni argentinos ni chinos. Ni subtes ni colectivos.

Tiene, eso sí, una estación, aunque el tren no pasa demasiado por ahí, y los pasajeros hace mucho que no descienden en sus andenes. Si lo buscamos en internet no aparece demasiado en los buscadores, no existen demasiadas imágenes en la web y Google Earth se empecina en pixelarnos, en una clara muestra de encono y desprecio por nuestra pequeñez.

No tiene muchas cosas, es chiquito, vive poca gente en él…… Pero es tan grande, es tan lindo mi pueblo… Es grande, porque la grandeza se la da su gente, la que vive en él y trabaja para que todos los días su pueblo sea un mejor lugar para vivir, y la gente que se fue a buscar otros destinos y a hacer nuevos caminos pero que tiene un lugar, en su mente y en su corazón, en las calles de Guisasola.

Mi pueblo es un arbolito pequeño pero con ramas tan grandes que sus brotes están diseminados por todas partes, y hasta los hijos de aquellos que hace mucho se fueron se sienten un poquito guisasolenses, a pesar de quizá no conocerlo. Porque mi pueblo te deja una marca, que quien ha vivido ahí no se la puede borrar.

Es tan grande que cada vez que regreso es como si no hubiese pasado el tiempo, a pesar de que ya pasé la mitad de mi vida viviendo en otra parte.

Es tan grande que tiene dos nombres: El Perdido para muchos, Guisasola para mí.

Mi pueblo, el chiquito, el que tiene pocos habitantes y pocos atractivos para el que lo ve desde afuera, hoy cumple 113 años. Y mi corazón está allá, festejando


Cristian Corral
18 de abril de 2014




Branco Rodríguez y Gastón Blas


Anoche una lechuza me ha contado
que los bichitos más ricos
andan rondando tus solitarias luces
pero que a veces las abandonan y se escapan
detrás de la luna bañando tus campos,
para ver tus girasoles,
para recordar que tu silencio
guarda mil llantos
guarda mil risas,
y no se escucha la pena
porque tal vez yo solo lo oigo
pero tu silencio grita.
Con tus pinos, con tus perros,
con tus baches, y también con tus vías.
Con tu tierra, con tu viento.
¡¡Ay, con tu viento y con tu tierra!!
despeinando tantos cabellos como escobas,
ensuciando a esas poquitas rodillas,
esas poquitas que guardan un secreto:
y es que aún tus calles, tus piedras,
ven a los niños jugar,
ven a los niños ser niños.


Branco Rodríguez
18 de abril de 2014


Para mi pueblo

Me crie pateando toscas y jugando hasta tarde
haciendo fuego y quemando carnes
haciendo hermanos más que amigos
que aun hoy en día están conmigo
Me crie en un pueblo chico que se llama El Perdido
rodeado de campos vivos, con 3 km de entrada de pinos
y dos más que marcan el fin de nuestro camino.
Una plaza verde que desde el centro nos muestra 6 destinos
una pasión verde y negra que revive mis latidos.
Viernes de asados con amigos sin tener ningún motivo,
más que apreciar un fuego y algún vino.
Me crie en un pueblo chico y de ello soy orgulloso
ya que los valores inculcados han sido los que forjan mi destino
y en este andar sereno y tranquilo que llevo hoy en mi camino
hago un alto en el norte argentino, miro el cielo y los cerros
mientras me sale un suspiro nostálgico dándome cuenta
que estoy muy lejos de mi pueblo EL PERDIDO!!!!!


Gastón Blas
Tilcara, 12 de abril de 2014




Foto: ©Cristian Corral

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Ilustraciones Alex DG© y Daniel Caminos